Sevilla, 22 ago (EFE).- Un sistema de control a través de una red wifi informa a los técnicos cada diez minutos de cómo va el proceso de restauración de la imagen de la Esperanza Macarena, que desde el pasado 13 de agosto se encuentra en la primera fase de unos trabajos que durarán al menos tres meses.
Así lo ha explicado el conservador Pedro Manzano, principal encargado de unos trabajos que tienen el objetivo de devolver a la imagen su aspecto anterior a la intervención que contó con el rechazo casi unánime de los hermanos, y que salió a la luz tras la colocación de las pestañas de la virgen de una forma distinta a la habitual.
Manzano lo ha detallado en un canal de Youtube creado por la hermandad y llamado ‘Crónica de una restauración’, en la que el conservador y restaurador informará de primera mano a los hermanos y devotos del proceso de restauración de la imagen.
Concretamente, ha señalado que la primera fase está consistiendo en un tratamiento llamado ‘Anoxia anóxica’, que consiste en la eliminación del oxígeno en una bolsa realizada para este fin, donde se consigue “un entorno de 0 %” de aire respirable, un tratamiento que, desde que se inició, tendrá una duración de 24 días.
Pedro Manzano ha señalado que cada diez minutos, “a través de una wifi” se tienen datos de cómo va el proceso y hasta el momento “el tratamiento es satisfactorio y se encuentra estabilizado, y ya solo hay que esperar a que se complete el ciclo de 24 días”.
“Es un tratamiento seguro, porque no se introduce ningún tipo de gas o producto que perjudique a la madera ni a su policromía”, ha señalado, para indicar que, una vez que pase esta fase, se llevará a cabo el estudio del “desencuentro entre las maderas o el posible ataque fúngico” que la imagen tiene en la espalda, de modo que “habrá que determinar si realmente es un ataque fúngico o simplemente es una degradación natural”.
Todo se realiza en coordinación con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), donde durante 16 horas se hizo un análisis del estado de la imagen que ha servido de base para el nuevo trabajo previsto, siempre con la condición de que la Macarena no salga de su basílica.
La restauración incluye varias claves y actuaciones, desde las pestañas hasta una prueba de carbono 14 para determinar la antigüedad exacta de la imagen, aunque en el IAPH quedó concretado que se hizo en algún momento del siglo XVII.