Un traje de rayas, recuerdo del horror de dos hermanos que sobrevivieron al campo nazi

El exilio de dos hermanos ebanistas que sobrevivieron en un campo de concentración alemán, guardando un silencio que pocas veces se rompió y un traje a rayas como prueba del horror nazi, es una de las cientos de historias que la plataforma Amical de Mathausen, recién constituida en Castilla-La Mancha, quiere sacar a la luz cuando se cumplen 80 años de la liberación de este campo. EFE/ Ismael Herrero

Toledo, 21 abr (EFE).- El exilio de dos hermanos ebanistas que sobrevivieron en un campo de concentración alemán, guardando un silencio que pocas veces se rompió y un traje a rayas como prueba del horror nazi, es una de las cientos de historias que la plataforma Amical de Mathausen, recién constituida en Castilla-La Mancha, quiere sacar a la luz cuando se cumplen 80 años de la liberación de este campo.

Más que una simple “base de datos”, se trata de 864 historias de otros tantos castellanomanchegos que pasaron por los campos de concentración nazis, según cuenta el delegado de la plataforma, que también es sobrino nieto de un deportado, Julián González Fraile, en una entrevista con la Agencia EFE que ha tenido lugar en el Museo Sefardí de Toledo.

La supervivencia de dos talaveranos

La hija y sobrina de dos deportados a campos de concentración nazis Mayu Muñoz cuenta la historia de su familia a EFE antes de que la plataforma Amical de Mathausen, recién constituida en Castilla-La Mancha, publique una base de datos de 864 castellanomanchegos enviados a esos campos. EFE/Ismael Herrero

La plataforma cuenta vidas como la de la familia de Mayu Muñoz, hija de Bautista Muñoz Aznar y sobrina de Francisco Muñoz Aznar, que relata a EFE cómo estos dos hermanos naturales de Talavera de la Reina (Toledo) vivieron y sobrevivieron a una historia de exilio y muerte.

Bautista y Francisco huyeron de España en 1939 tras combatir con el bando republicano en la Guerra Civil. Los hermanos se asentaron en Francia, donde pasaron por dos campos de refugiados hasta acabar colaborando con la Resistencia en la ciudad de Le Mans.

Esta lucha contra la ocupación nazi provocó que fueran capturados y les mantuvieron presos en Francia durante un año, desde donde los alemanes les subieron a un tren camino a Neuengamme, donde sus captores se aprovecharon de su profesión como ebanistas en este campo de trabajo.

Allí, los hermanos robaban la leche de un gato del cocinero del campo de concentración para dársela a sus compañeros que estaban enfermos y comían de la basura, una alimentación que provocó que su traje, que les quedaba pequeño al entrar, fuera gigante al salir.

Tras un año de torturas y trabajos forzados, con los aliados entrando en Alemania, ambos fueron llevados en numerosas “marchas de la muerte” a diferentes subcampos para matarles, hasta que fueron liberados “por pura casualidad” por el ejército estadounidense.

En ese momento, los dos hermanos separaron sus caminos: Bautista se exilió a Venezuela donde conoció a la hija de un exiliado canario y nació su hija Mayu, mientras que Francisco pasó un tiempo en Francia hasta volver a su Talavera natal, donde ambos hermanos se reencontraron varios años después.

De esta experiencia, solo conservaron sus trajes del campo de concentración, que la familia todavía guarda, y un silencio que no se rompió hasta que llegó la democracia a España: “Él no contaba nada porque se juró a sí mismo un pacto de silencio”, señala su hija.

Para aquel entonces, lamenta, Bautista ya “estaba muy enfermo” debido a las secuelas del cautiverio, que le dejó no solo una huella física, sino también una mental, que se reflejaba en su miedo “horrible al negro” que le obligaba a dormir siempre con la luz encendida.

Esta familia de represaliados pide que las nuevas generaciones conozcan historias como la de su padre y su tío para que “no se repitan” y que, por lo menos, “todos los exiliados políticos y a toda la gente que murió en los campos de concentración y los que se salvaron, que les pongan en un lugar la historia”.

“Siempre han sido los eternos olvidados y la historia los ha machacado mucho”, lamenta.

Datos e investigación

Julián Gómez Fraile, de AMICAL Castilla la Mancha, revisa copias de varios documentos. El exilio de dos hermanos ebanistas que sobrevivieron en un campo de concentración alemán, guardando un silencio que pocas veces se rompió y un traje a rayas como prueba del horror nazi, es una de las cientos de historias que la plataforma Amical de Mathausen, recién constituida en Castilla-La Mancha, quiere sacar a la luz cuando se cumplen 80 años de la liberación de este campo. EFE/ Ismael Herrero

La Amical de Mathausen de Castilla-La Mancha se presentará el próximo 5 de mayo, cuando se cumple el 80 aniversario de la liberación del campo, en un acto público en el Alcázar de Toledo, donde expondrán la base de datos que refleja años de investigaciones.

El listado incluye archivos y registros de todas esas personas con el objetivo, sintetiza González, de contar su historia, explicar de dónde eran y dónde estuvieron, sus profesiones o su militancia política y sindical si la tenían.

De este modo, señala, se crea un fondo para posibles investigaciones y también se ofrece a la familia la documentación para conocer su historia.

Del trabajo de la reciente plataforma se desprende una lista viva (aún quedan seis casos dudosos y nuevas historias por contar) que señala que alrededor de dos tercios de esas personas fueron asesinadas y la mayoría fueron deportados a Mathausen.