Un último cóctel en la India, el símbolo de la mayor reforma fiscal en la era Modi

NUEVA DELHI, 04/10/2025.- Distintas bebidas en un establecimiento de Nueva Delhi (India). EFE/Lucía Goñi

Nueva Delhi, 4 oct (EFECOM).- En la India conviven dos mundos: el de las bodas millonarias con coches de lujo y joyas importadas, y el de millones de familias que ajustan cada rupia para pagar la cesta diaria en un país con más de 1.400 millones de habitantes.

Este septiembre entró en vigor una reforma fiscal que toca directamente el consumo, desde el precio del arroz hasta la última copa en los bares de las zonas más acomodadas, y que busca marcar con claridad la diferencia entre lo que el Gobierno considera necesario y lo que clasifica como suntuario, encareciendo un lujo que ya era minoritario.

Hasta ahora, el impuesto sobre bienes y servicios en la India se dividía en cuatro tramos del 5, 12, 18 y 28 %, un esquema que, con frecuencia, generaba confusión entre consumidores y empresas y que era criticado por su complejidad administrativa.

Con la reforma, el Ejecutivo de Narendra Modi, en lo que presume como la «fiesta del ahorro», ha simplificado el sistema en dos grandes categorías y un tipo adicional: los productos esenciales quedan exentos o tributan al 5 %, la mayoría de bienes y servicios se gravan al 18 % y un nuevo tipo del 40 % se reserva para los artículos considerados nocivos o de lujo, desde coches de alta gama hasta bebidas azucaradas y tabaco.

La medida abarata el arroz, las medicinas y productos de higiene personal, además de reducir del 28 al 18 % el gravamen sobre electrodomésticos y aparatos de consumo masivo, y, al mismo tiempo, encarece con fuerza los consumos vinculados al lujo.

La clase media, que en la India se expande año tras año y sostiene buena parte del consumo urbano, percibe la reforma como un doble movimiento: alivio en lo cotidiano y freno en las aspiraciones. «Las personas no van a comprar dos coches, al menos no con tanta frecuencia», señala Gushlan, padre de familia en Nueva Delhi, en referencia a un lujo que ahora resulta todavía más exclusivo.

En Goa, uno de los destinos turísticos más populares de la India, los negocios todavía no sienten plenamente el efecto de la medida, pero el sector sabe que los precios cambiarán en cuanto se agoten las existencias anteriores a la reforma.

«De momento no hemos notado cambios porque seguimos trabajando con stock anterior, pero en cuanto se acabe veremos reflejado el aumento, aunque no creo que golpee al sector, simplemente lo regula», explica Ritik, responsable de un bar en un hotel de la playa de Agonda.

Entre las clases más acomodadas, la reforma se percibe con cierta distancia.

Nikisha Jain, originaria de Bombay, admite que los cambios no alteran la vida de las familias ricas, pero sí redefinen cómo se distribuye el consumo. «Los lujos de alto nivel tributan ahora al 40 %, así que las indulgencias son claramente más caras. Esto hace que el sistema sea en cierto modo más progresivo, porque ayuda al consumidor común al tiempo que pide más a los ricos por su gasto en lujos», explica.

Aunque la nueva medida afecta de lleno a las clases más adineradas, Jain reconoce que la reforma ha simplificado los tramos del impuesto, lo que reduce la confusión para empresas y consumidores y deja un sistema más claro y manejable, un cambio que, según añade, «reequilibra el día a día de la India: más alivio en lo esencial, incentivos para el gasto intermedio y un freno a los caprichos de lujo».

El sector automovilístico, también en el centro de la medida, reacciona con cautela. «El cliente que entra a ver un coche de alta gama sabe que puede pagarlo, el 40 % nuevo frena solo a algunos de ellos. El mercado del lujo no va a desaparecer, pero la reforma lo ha vuelto mucho más selectivo», explica Joy Mukherje, gerente de un concesionario del centro de la capital.

Según datos oficiales del Ministerio de Finanzas, la recaudación no se ha resentido, ya que en septiembre creció un 9,1 % interanual hasta alcanzar 1,89 billones de rupias (unos 22,8 millones de dólares), lo que refuerza la confianza del Ejecutivo en el nuevo esquema.

La reforma, que llega en plena temporada festiva en la India, marcada por un aumento de bodas, celebraciones y compras de fin de año, se ha lanzado en un momento clave para el consumo masivo.

El movimiento forma parte de la estrategia económica más amplia de Modi, que desde hace una década impulsa el programa ‘Make in India’ para fortalecer la producción nacional, blindar el consumo interno frente a presiones externas y reforzar una narrativa de autosuficiencia en un país marcado por profundas disparidades sociales. EFE

Lucía Goñi