São Paulo, 12 sep (EFE).- La cerveza post trabajo de este viernes en São Paulo tuvo una convocatoria especial: festejar la condena a 27 años y tres meses del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro.
Ni la garúa ni el frío lograron espantar a un centenar de personas que se reunieron este viernes en una desolada calle de Bixiga, uno de los barrios más tradicionales del centro paulista, para celebrar la primera vez que Brasil condena a un exjefe de Estado por intento de golpe de Estado.
Una bandera que ocupaba los dos pisos de una vieja casona con el rostro Bolsonaro entre rejas marcaba el inicio de la celebración que se extendía por toda la calle, con carros de comida, muñecos inflables e incluso venta de camisetas temáticas.
«Un grito atragantado»
El líder ultraderechista escuchó este jueves desde su residencia en Brasilia la condena por liderar un complot golpista para mantenerse en el poder, tras perder las elecciones de 2022 frente al actual gobernante, Luiz Inácio Lula da Silva.
Esto representa un hecho histórico o, como lo definió a EFE Lilian Borges, asistente social presente en la celebración, un «grito atragantado en la garganta».
«Pensábamos que la condena no iba a suceder, que la impunidad iba a prevalecer, que no íbamos a tener nuestra victoria. Pero la tuvimos», respondió la mujer, de 43 años, mientras sostenía un muñeco de Lula con la banda presidencial y una cerveza con la misma mano.
«Es que en este país tuvimos tantos intentos, sufrimos tantas acciones absurdas para intentar robarnos la democracia y ahora finalmente conseguimos condenar a uno», expresó.
Además de Bolsonaro este jueves fueron condenados otros siete colaboradores, entre ellos exministros y altos mandos militares. Es por esto que Borges celebró que, «finalmente», este país siente en el banquillo de los acusados a militares.
A diferencia de otros países de Latinoamérica, Brasil negoció una amnistía con los involucrados en el régimen militar que azotó el país entre 1964 y 1985, un estigma que hasta hoy genera roces en el seno social y político.
El mayor festejo «de los últimos tiempos»
Esta semana, las redes sociales brasileñas se dividieron entre simpatizantes bolsonaristas que lanzaban insultos a la Corte Suprema y otros de corte progresista que celebraban con memes, canciones y convocatorias a todo tipo de festejos.
«El mayor ‘sextou’ de los últimos tiempos. Solo no va a poder venir Jair (Bolsonaro)», así convocaba Guilherme Boulos, excandidato a alcalde de la ciudad y referente de la izquierda paulista, a este festejo.
La publicación del «sextou», una expresión popular brasileña que se usa para anunciar la llegada del fin de semana, se llenó de comentarios pidiendo que ese día fuera decretado feriado nacional.
Y, a pesar de que fue un día laboral como cualquier otro, a medida que las oficinas cerraban y el cielo se oscurecía, la calle fue llenándose de familias, grupos de amigos, personas de traje y corbata, y otros más informales con chándal y gorras de tinte político.
Una de las organizadoras del evento, Ana Paula Perles, coordinadora nacional del Movimiento de Trabajadores sin Techo, contó a EFE que era «necesario» reunirse para celebrar que, a diferencia de otras oportunidades, no tuvieron que esperar a que la historia los juzgue, sino que esta generación es la que «está haciendo historia».
Los bolsonaristas, en silencio
Quien hurgaba en las redes encontraba festejos de este tipo convocados tanto por organizaciones sociales y políticas, como por bares y restaurantes tradicionales.
Sin embargo, del lado bolsonarista reinó el silencio.
Entre las decenas de publicaciones implorándole al Gobierno de Estados Unidos que impida el fallo judicial imponiendo nuevas sanciones, o incluso intervenciones militares, aparecían algunas tímidas convocatorias para una protesta este próximo domingo en la Avenida Paulista, epicentro de las manifestaciones sociales de la ciudad.
Ailén Desirée Montes

