Una familia viaja a la Edad Media para dejar el móvil y comunicarse en ‘Sin cobertura’

Los actores Alexandra Jiménez (i), Ernesto Sevilla (2i), Luna Fulgencio (d) y Amaia y Aimar Miranda posan durante la presentación de la película 'sin cobertura' dirigida por Mar Olid, este viernes en Madrid. EFE/ Mario Morón

Marina Estévez Torreblanca

Madrid, 20 ago (EFE).- Una familia enganchada a la tecnología deberá sobrevivir en la Edad Media en ‘Sin cobertura’, una comedia protagonizada por Ernesto Sevilla y Alexandra Jiménez que parte de la premisa de que «muchos niños pedirían que desaparecieran las pantallas y tener más atención», dice a EFE su directora, Mar Olid.

En la historia concebida por la guionista Olatz Arroyo que se estrena este viernes en cines, ese es justamente el deseo de una niña a la que ignoran, y que, junto a una madre ejecutiva, un padre desempleado con vocación de ‘youtuber’ y dos hermanos adolescentes viajará por arte de magia a la corte del Conde García Fernández, personaje histórico del siglo X.

«¿Y qué sucede en la Edad Media? Que como no tienen redes sociales ni internet, se tienen que comunicar con el resto, y todos los personajes crecen personalmente y como grupo. Y claro, los de la Edad Media los reciben como si fueran unos alienígenas», explica Olid, que dirigió ‘Al otro barrio’ en 2024 y antes de eso episodios de series como ‘Aída’, ‘Águila roja’ y ‘Un paso adelante’.

En esta película con ecos de ‘Los visitantes no nacieron ayer’ (1993), ‘La princesa prometida’ (1997) o ‘Willow’ (1988), Ernesto Sevilla es el padre de la familia, un ‘coach’ en paro que se siente frustrado ante el éxito profesional de su mujer, interpretada por Alexandra Jiménez, que tampoco es feliz y se siente desbordada.

«Mi personaje se siente acomplejado pero no debería ser así. Yo en su situación estaría encantado de que me mantuvieran», asegura Sevilla, cuyo personaje de padre y buena persona es «un poco diferente» al que está acostumbrado, ya que se sale del estereotipo de «juerguista» que interpretó por ejemplo en la comedia ‘Lo dejo cuando quiera’ (2019) o de sus registros de ‘La hora chanante’.

Alexandra Jiménez (‘Las brujas de Zugarramurdi’) remarca por su parte que «la máxima preocupación que teníamos era ser creíbles como familia, y hemos tenido la suerte de conectar muy bien». Sus hijos son Luna Fulgencio (‘Padre no hay más que uno’) y los hermanos Amaia (‘Amar es para siempre’) y Aimar Miranda (‘A todo tren, Destino Asturias’).

«Narrativamente nos ayudaron mucho también los efectos visuales para que los viajes en el tiempo fueran creíbles», añade Sevilla sobre una historia rodada en lugares del País Vasco como la localidad de Otxandio y el puente de Villodas, que en una suerte de ‘Regreso al futuro’ (1985) sirve de pasarela entre épocas.

Escenarios naturales como el centenario Hayedo de Otzarreta hacen creíble el viaje de esta familia a una dura Edad Media en la que se van a encontrar a personajes históricos que lidiaban con la amenaza de Almanzor, como el Conde García Fernández (Luis Callejo), su hijo Sancho (Carlos Serrano) y el rey Bermudo II (Joaquín Reyes).

Les acompañan otros caracteres inventados, como el obispo que interpreta Pepe Viyuela (‘Mortadelo y Filemón’), así como la pareja de campesinos que conforman Carmen Ruiz (‘al otro barrio’) y Salva Reina (‘El 47’) , que construye su personaje casi a base de gruñidos y onomatopeyas.

En el caso de la actriz, pese a que también ha subrayado los rasgos caricaturescos de su rol, le ha dotado de verdad y humanidad, y protagoniza algunos de los momentos más entrañables de la película.

El conde, su hijo y el obispo establecen una especie de trío de payasos: el ‘cara blanca’, que «se toma muy en serio, piensa que tiene una misión», dice Callejo (‘Tarde para la ira’), y los dos ‘augustos’, es decir, «el malote tonto perdido (Viyuela) y el tonto perdido que no era ni malote».

«No me ha costado mucho trabajo hacer un obispo imbécil perdido y me encanta que sea así», subraya Viyuela, mientras Carlos Serrano (‘Toledo’) asegura haberse recreado en el lado «primitivo y animal» de Sancho, que históricamente acabó siendo Conde de Castilla tras la muerte de su padre.