Naciones Unidas, 4 sep (EFE).- Una portavoz de Unicef, Tess Ingram, relató este jueves desde la Franja de Gaza a la ONU cómo los niños palestinos «recaen» pronto en un estado de malnutrición tras ser tratados debido a la falta de alimento, y transmitió que muchos solo desean poder volver a la escuela.
Ingram, portavoz para Oriente Medio y el norte de África, describió la ciudad de Gaza, el último refugio en el norte de la Franja, como un lugar de «miedo, huida y funerales» donde los servicios esenciales han colapsado y la hambruna abarrota las clínicas de nutrición con familias desesperadas y al límite.
«Una hora en una clínica de nutrición basta para borrar cualquier pregunta sobre si hay hambruna: salas de espera abarrotadas, padres llorando, niños combatiendo el doble golpe de la enfermedad y la malnutrición, madres que no pueden amamantar, bebés perdiendo la vista, el pelo y la fuerza para andar…», describió.
Ingram, que lleva nueve días en la ciudad de Gaza, contó que se reencontró con una niña llamada Jana a la que conoció en 2024, al evacuarla para que recibiera tratamiento por malnutrición, y dijo que ahora estaba al borde de la muerte tras el bloqueo israelí de ayuda este año, mientras que su hermano de dos años ya murió de hambre.
«Los horrores de Gaza se alargan tanto que los niños como Jana vuelven a las salas de emergencia y recaen solo semanas después de finalizar su tratamiento para la malnutrición por la actual falta de comida, agua limpia y otros suministros esenciales», denunció la portavoz, que dijo tener el «corazón roto» como madre.
La funcionaria humanitaria admitió que a veces llora con otras madres y que no puede darles otro consuelo que el de reconocer que «el mundo ha fallado a sus hijos», pues ellas saben que estos «se están muriendo de hambre».
Además de la malnutrición de decenas de miles de niños, que Unicef intenta paliar con un volumen de ayuda muy inferior al necesario por las trabas burocráticas de Israel, otros muchos afrontan problemas médicos que requieren una evacuación que se complica por los permisos y la disposición de otros países.
«Conocí a cuatro niños en solo una hora en un hospital que tenían parálisis grave por sus lesiones, que no caminaban, algunos ni hablaban. Estimamos que hay miles de niños que necesitan una evacuación médica urgente», dijo.
Ingram destacó que el curso escolar hubiera empezado esta semana, pero 700.000 niños atrapados en Gaza están perdiendo su escolarización por tercer año consecutivo, y muy pocos pueden asistir a los centros temporales de Unicef, unos 90 en toda la Franja, donde reciben clases de árabe y ciencia.
«A menudo les pregunto: cuando todo esto acabe, ¿Qué es lo que más quieres hacer? ¿Qué será lo primero, bailar, cocinar…? Y muy a menudo dicen: no, quiero ir a la escuela, volver a clase con mis amigos, mis profesores», explicó.
La trabajadora de la agencia para la infancia de la ONU reclamó a Israel que permita la entrada de más ayuda a Gaza y acceso humanitarios para repartirla adecuadamente, e instó a la comunidad internacional a usar su influencia para terminar la guerra, denunciando que «el costo de la inacción» se traduce en niños muertos.
«En lo que respecta a la financiación, necesitamos 716 millones de dólares para la respuesta en Gaza y están financiados al 39 %, pero unas áreas están más financiadas que otra. Nutrición, solo un 17 % y, por supuesto, en una hambruna, necesitamos los fondos más rápido para escalar la respuesta», indicó.