Jose Oliva

Barcelona, 15 jun (EFE).- El centro KBr de la Fundación Mapfre en Barcelona expone por primera vez la obra del fotorreportero leridano Joan Andreu Puig Farran, en una exposición que se centra en ‘La década convulsa (1929-1939)’, y que se podrá visitar hasta el próximo 31 de agosto.

Fotógrafo activo en la Cataluña de 1930, Puig Farran (Lleida, 1904-Barcelona, 1982) no llegó nunca a exponer sus obras, si bien sus fotografías fueron publicadas en revistas y periódicos.
Desde 1929 fue reportero gráfico de varios periódicos catalanes, entre ellos La Humanitat, Esplai, El Matí, L’Opinió o La Vanguardia.
Con el estallido de la guerra se desplazó a los frentes de Aragón y Mallorca y su labor como reportero de guerra tras la contienda fue al servicio de la propaganda republicana, lo que le obligó a exiliarse en Francia, donde pasó por varios campos de refugiados.
A su regreso a España en 1940, fue internado hasta 1943 en el campo de concentración de Miranda de Ebro y condenado a muerte, si bien finalmente se le conmutó la condena y en 1945 volvió a Barcelona, pero se le prohibió ejercer su oficio como fotoperiodista, por lo que se vio obligado a dedicarse a la fotografía publicitaria y turística.
Fue entonces cuando trabajó para marcas como Codorniu o Gallina Blanca y cuando, con su amigo Antoni Campañà, creó el conocido sello de postales CYP.
La exposición, comisariada por Arnau Gonzàlez i Vilalta y Toni Monné Campañà, está conformada por una selección de fotografías, positivadas para esta exposición a partir de las placas de vidrio conservadas por los herederos del propio artista, y un amplio número de copias originales preservadas en los fondos documentales del periódico La Vanguardia.
Además, se completa con una serie de publicaciones de la época en las que se reproducen fotografías de Puig Farran, así como su cámara Contessa Nettel.
En una primera parte de la exposición (1929-1936), la cámara de Puig Farran capta la Barcelona de contrastes, la de la Exposición Internacional, las fiestas tradicionales, las colas de la sopa para los más necesitados, la alta burguesía tomando el sol en sus veleros o las procesiones delante de la Sagrada Familia de Gaudí, o el entierro multitudinario del presidente catalán Francesc Macià en 1933, con el que hizo portada en La Vanguardia.
El deporte ocupa uno de los ejes temáticos en paralelo a su creciente interés de masas, desde las finales del Campeonato de España de Fútbol en Montjuïc hasta las pruebas de esquí o las carreras de caballos de los más privilegiados, estrellas del fútbol como Ricardo Zamora, ciclistas como Mariano Cañardo o boxeadores como Josep Gironès.
Puig Farran es también testigo fotográfico del momento convulso del 6 de octubre de 1934, cuando el presidente catalán Lluís Companys declara el Estado Catalán: En sus fotos aparecen juntos Companys y el expresidente del gobierno republicano Manuel Azaña, civiles armados favorables a la Generalitat o soldados desplegados por el capitán general de Cataluña, Domingo Batet, para sofocar la rebelión.
Las fotografías de cariz político que toma Puig Farran en los primeros años de la República son en un principio pausadas y con poco movimiento, e irán contando con un mayor dinamismo con el paso de los años», remarcan los comisarios.
En este apartado se pueden contemplar desde fotos familiares de Macià en 1931 o la llegada al puerto de Barcelona del acorazado Asama de la Marina Imperial japonesa en 1934, a la bendición de la escultura del Sagrado Corazón de Jesús, de Frederic Marès, en la basílica del Tibidabo en 1935.
También fotografía un mitin en la Monumental de Indalecio Prieto en 1934, o a Joan Pich i Pon, alcalde de Barcelona y gobernador general de Cataluña, saliendo de la Generalitat tras dimitir por su implicación en el escándalo del Estraperlo en noviembre de 1935.
El recorrido concluye con la Guerra Civil española, cuando Puig Farran multiplica su presencia en la prensa, en especial en La Vanguardia, L’Instant o Última Hora, encargos en muchas ocasiones con un claro sesgo ideológico.
Puig Farran fotografía la ciudad de Barcelona, pero también acude al frente de Aragón o al intento de conquista de Mallorca organizado por la Generalitat de Cataluña.
En sus fotos refleja las contradicciones del conflicto: de los milicianos mutilados a las playas de Barcelona llenas de bañistas; pero es también «un retrato épico de la muerte y de la batalla, porque sus fotografías fueron realizadas para las publicaciones de un bando republicano que buscaba convencer a sus ciudadanos de que la victoria era posible», remarcan los comisarios.
Estos consideran que la obra de Puig Farran que refleja la guerra es equiparable a la de famosos fotoperiodistas, como Robert Capa.










