Bilbao, 10 ago (EFE).- Una preparación a contrapelo, con malos resultados, escaso juego y muchas lesiones, ha ensombrecido el arranque liguero del Athletic en una temporada en todo caso ilusionante con cuatro competiciones y el regreso a la Liga de Campeones una década después.
En general, los amistosos del Athletic han dejado mucho que desear en cuanto a juego y sensaciones, y además han sido penalizados con los resultados, ya que los de Ernesto Valverde han perdido seis de los siete encuentros disputados. Los seis últimos.
Pero lo peor para el técnico no han sido esos marcadores finales que seguro no le habrán gustado sino la ristra de lesionados que se han ido produciendo. Una concatenación de infortunios que le han dejado para el debut liguero, ya este domingo en San Mamés ante el Sevilla, con solo un central disponible, Dani Vivián, y sin los media puntas que alineaba la temporada pasada, Oiahn Sancet y Unai Gómez.
Aunque al Athletic le comenzó bien el verano con la continuidad de un Nico Williams, al que durante semanas se le vio camino del Barcelona. Pero no solo no fue así, sino que acabó firmando para quedarse en Bilbao hasta 2035. Un auténtico golpe de mano de Jon Uriarte y su Junta Directiva.
No se quedaron ahí los gestores rojiblancos, que amarraron también las incorporaciones de Robert Navarro, prometedor media punta con experiencia en Primera pero que no ha acabado de explotar en lo que se esperaba, y el por el momento el fichaje ‘estrella’ de Jesús Areso.
Y en el horizonte aparecía, y lo sigue haciendo, Aymeric Laporte, de las piezas que elevan el nivel de una plantilla de la dimensión de la del Athletic.
Aunque cuando el balón empezó a rodar en Lezama comenzaron los contratiempos. El primero, la suspensión provisional por parte de la UEFA a Yeray Álvarez por haber dado positivo en un control antidopaje la temporada pasada.
Esa baja ahondaba en los eternos problemas de centrales de las últimas temporadas, con Yeray siempre al filo por sus recurrentes problemas físicos, y que el año pasado se había paliado con la mayor disponibilidad del de Barakaldo y el regreso, cedido, de Unai Núñez.
Como el sestaoarra regresó al Celta, que lo ha cedido al Hellas Verona, esa baja indefinida de Yeray la iba a solventar Unai Egiluz, que pasó de quizás una nueva cesión a pesar de su buen año en Mirandés, a tercer central de la primera plantilla.
Pero la lesión del joven canterano para toda temporada volvió a dejar solos otra vez a Vivián y Aitor Paredes, quienes hace dos años tuvieron que hacer frente a todo.
Valverde insiste con Iñigo Lekue como solución de urgencia, pero está claro que el bilbaíno sufre mucho en esa posición, en la que se mantiene porque también ha caído Paredes, lo que hace de la vuelta de Laporte más prioritaria aún.
Aunque los problemas de Valverde no se circunscriben a los centrales, ya que en una semana han caído los media puntas del curso anterior, Oihan Sancet y Unai Gómez. Lo hicieron en los dos ensayos generales de cara a la temporada de Champions que se le avecina al Athletic. Dos probaturas fallidas ante rivales poderosos, Liverpool y Arsenal, que le dejaron claro lo que espera en la máxima competición continental.
No obstante, para jugar junto al tridente de ataque Valverde tiene más opciones, con Berenguer como quinto delantero pero tan titular como los otros cuatro e incluso como ‘9’ por delante de Maroan Sannadi y Gorka Guruzeta, y la opción de Navarro, con un fútbol adecuado a ese puesto.
Habrá que ver qué elige Valverde ante el Sevilla, choque en el que, ya en San Mamés y ante su público, el Athletic tratará de quitarse las malas sensaciones de la pretemporada. Una serie de malos partidos y malos resultados acompañados de lesiones que, de todos modos, harían buenos una victoria -de la manera que llegue- ante el Sevilla.
Porque la pretemporada es preparación. Ni quita ni da puntos. Aunque la del Athletic ha sido a contrapelo y ha cuestionado un poco un curso que aún así sigue repleto de ilusión en el club bilbaíno.
Ramón Orosa