Unas legumbres milenarias: el ADN corrobora el origen preshispánico de la lenteja canaria

CASILLAS DE MORALES (FUERTEVENTUTRA) (ESPAÑA), 02/10/2025.- Las crónicas de la Conquista ni siquiera las mencionan, pero siempre estuvieron ahí: los pueblos originarios de Canarias llevaban quince siglos sembrando lentejas, con tanta fidelidad a las variedades que trajeron sus ancestros desde África que han sobrevivido hasta el siglo XX. En la imagen, detalle de dos semillas de lenteja recuperadas de un granero prehispánico de La Fortaleza, en el sur de Gran Canaria. Tienen entre 900 y 1.000 años de antigüedad (se han datado entre los siglos XI y XII dC). EFE/Jacob Morales SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Las Palmas de Gran Canaria, 2 oct (EFE).- Las crónicas de la Conquista ni siquiera las mencionan, pero siempre estuvieron ahí: los pueblos originarios de Canarias llevaban quince siglos sembrando lentejas, con tanta fidelidad a las variedades que trajeron sus ancestros desde África que han sobrevivido hasta el siglo XX.

La revista ‘Journal Archeological Science’ publica este mes las conclusiones extraídas al secuenciar el genoma de lentejas de más de mil años de antigüedad, algo que nunca se había conseguido. En concreto, semillas cuyo ADN ha sobrevivido al paso de los siglos gracias a la prodigiosa capacidad de conservación de los graneros prehispánicos excavados en las montañas del interior de Gran Canaria.

El estudio genético de esas legumbres apuntala una de las teorías más aceptadas sobre el pasado aborigen de Canarias: la del aislamiento casi absoluto del exterior en que vivieron sus primeros pobladores desde que sus ancestros amazigh (beberebes) llegaron desde el norte de África, en torno al s. I dC, hasta que los navegantes europeos redescubrieron las islas en los siglos XIV y XV.

Como ya se había visto con la cebada, otro alimento básico en la dieta de la Canarias aborigen, en el registro de lentejas que se ha recuperado de los yacimientos arqueológicos de Gran Canaria no se aprecia ningún cruce con otras variedades provenientes del exterior. Y abarca desde el siglo VII hasta casi el siglo XX.

Pero es que, además, esas lentejas de 1.300 años de antigüedad son genéticamente muy similares a las que se siembran hoy en las islas, «lo que solo se explica por el cultivo continuo de lentejas indígenas en Canarias», resaltan los autores del trabajo, liderado por Jenny Hagenblad, Jacob Morales, Rosa Fregel y Jonathan Santana.

Un tesoro preservado de abuelas a nietas

«Ello demuestra que las lentejas que se cultivan hoy en Canarias descienden casi exclusivamente y de forma directa de las que trajeron consigo al archipiélago casi dos milenios antes sus primeros colonizadores, como ya se había descubierto con la cebada», añaden.

Los autores recuerdan que no solo se han encontrado lentejas en yacimientos prehispánicos de Gran Canaria, sino también de Fuerteventura (siglos V a VIII) y La Palma (s. III-XIII). Entonces, ¿por qué las primeras fuentes históricas europeas no las mencionan cuando describen la alimentación de los antiguos canarios?

Su respuesta es que quizás, en tiempos de la Conquista, las lentejas habían dejado de ser un cultivo principal, como lo eran el trigo duro, la cebada o las habas, pero las familias las seguían cosechando para su propio consumo, en un ámbito doméstico.

Y ese detalle resultó crucial para su supervivencia, apuntan: la población aborigen quedó diezmada por los enfrentamientos con las tropas castellanas, las nuevas enfermedades que trajeron los conquistadores y la esclavitud; sobre todo, la masculina.

Pero la realidad es que un buen número de canarios hoy tienen genes aborígenes que han recibido por herencia materna, debido a los muchos matrimonios entre hombres europeos y mujeres canarias celebrados tras la Conquista. Seguramente, añade el trabajo, fueron esas mujeres las que siguieron plantando las mismas legumbres de sus abuelas, no solo porque se daban mejor, sino porque eran «las suyas».

«En entrevistas etnográficas, las mujeres canarias (actuales) han demostrado mayores conocimientos sobre los cultivos utilizados para la alimentación familiar que los hombres», abundan los autores. No es el único caso, añaden: hay estudios sobre cómo la mujer ha sido clave en varios lugares del mundo para conservar la biodiversidad local.

La popular lenteja ‘tipo Lanzarote’

Con los cultivos de mayor rendimiento económico que se instalaron en Tenerife y Gran Canaria desde el siglo XV, como la caña de azúcar, las lentejas quedaron relegadas a otras islas, que con el tiempo abastecieron de ellas a toda Canarias y a la España peninsular. Incluso una isla aparentemente árida, como Lanzarote, fue una gran productora de lentejas hasta mediados del siglo XX.

El trabajo reserva para el final una última sorpresa que tiene que ver con ese último detalle: en contra de lo que esperaban los autores, las lentejas aborígenes de Canarias no se parecen tanto a las lentejas modernas del norte de África como a las españolas.

¿Por qué? ¿No habían llegado con la población bereber hace 2.000 años? La respuesta es que son las lentejas ‘modernas’ de buena parte de España las que se asemejan a las antiguas lentejas canarias.

Que no haya casi ni un supermercado en la península que no venda lentejas ‘tipo Lanzarote’ -cosechadas hoy en otros lugares, porque su cultivo es ya irrelevante en la isla- habla a las claras de lo apreciadas y populares que fueron en la Península Ibérica durante mucho tiempo las lentejas de Canarias ‘de toda la vida’.