Buenos Aires, 4 jun (EFE) – Miles de personas se congregaron este miércoles frente al Congreso argentino durante la habitual protesta de jubilados, a la que se sumaron colectivos feministas -en el décimo aniversario de Ni Una Menos-, científicos, trabajadores de la salud, personas con discapacidad y sindicatos contra las políticas de ajuste del Gobierno de Javier Milei.

Bajo el lema ‘Unir la lucha es la tarea’, la marcha fue una respuesta colectiva al desmantelamiento de las políticas públicas impulsado por el Ejecutivo nacional.

Desde las 16:00 hora local (19:00 GMT), las calles aledañas a la Plaza de los Dos Congresos, en el centro de Buenos Aires, se colmaron de banderas, cánticos, bombos y carteles con denuncias diversas, con un denominador común: el rechazo al actual rumbo económico y social de Argentina.
La escena fue por momentos festiva, por momentos densa y siempre combativa. En la calle Hipólito Yrigoyen, las columnas del peronismo avanzaban al ritmo de bombos y tambores, que pusieron a bailar a toda la plaza.
Allí se mezclaban agrupaciones feministas, estudiantes mezclados con banderas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y sindicatos, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que portaba una gran bandera violeta sostenida por decenas de mujeres.
Del otro lado, por la avenida Rivadavia, se unieron las agrupaciones de izquierdas a las columnas de jubilados, quienes no pudieron dar su habitual vuelta al Congreso, ya que en esta ocasión permaneció vallado en medio de un amplio operativo policial.
“Necesitamos estar presentes en las calles para contar cuál es la realidad del sistema de salud”, explicó a EFE Leticia Pastorini, asistente social del hospital Laura Bonaparte, referente en salud mental a nivel nacional.
“Venimos recibiendo ataques sistemáticos desde el año pasado, con un intento de cierre en octubre y con 200 despidos en enero. Estamos con contratos precarizados y un sueldo detenido en octubre del 2023”, denunció Pastorini, quien mostraba un pin en recuerdo de la trabajadora social Laura Iglesias, víctima mortal en 2013 de la violencia machista.
Entre las manifestantes estaba María Carolina Rodríguez, referente de la organización Mujeres Trabajadoras de la Tierra, quien sostenía acelgas y flores: “Me parece que la lucha de los jubilados es importante, como la de nosotras. Las trabajadoras de la tierra estamos abandonadas. Este Gobierno está haciendo todo mal”, afirmó a EFE.
La movilización fue intergeneracional. Desde estudiantes de secundaria hasta mujeres jubiladas con pañuelos verdes (símbolo de la lucha por el aborto) marchaban al ritmo de cánticos feministas como “Alerta que camina, América Latina va a ser toda feminista”.
Otros carteles recordaban a Diego Maradona con su célebre frase: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”.
Rosalía de la Mota, de 66 años e integrante de Jubilados Insurgentes, señaló: “Estamos aquí para unir las luchas con Ni Una Menos, el feminismo. Este año acrecentó la lucha porque la policía nos ha reprimido muy fuerte. Es un reclamo de toda la sociedad, no solo de los jubilados”.
A la manifestación se sumaron trabajadores del Hospital Garrahan, el mayor centro pediátrico de Argentina, quienes reclaman mejoras salariales. Algunos de ellos con ingresos que no alcanzan para cubrir la canasta básica.
El trasfondo de la movilización estuvo marcado por las cifras alarmantes de violencia de género. En lo que va de 2024, se registraron 247 feminicidios —uno cada 39 horas—, según la Corte Suprema.
“Estamos por los 10 años de Ni Una Menos, también por los jubilados, por el Garrahan, por los desocupados, por los estudiantes”, dijo a EFE la abogada Edith Llanos.
Y agregó: “Hubo muchos avances, pero hoy lamentablemente se están retrocediendo los derechos conquistados. Es importante estar acá para que vean que somos muchos y que tengan cuidado, porque las elecciones son cada dos años”.
Julia, madre de Joaquín, un niño con discapacidad neurológica, también contó su historia: “Desde enero no pagan terapistas ni transporte. Este Gobierno vino a destrozar todo. Lo bueno lo sacó y lo malo lo empeoró”, dijo.
Con una camiseta de Ni Una Menos, marchó junto a su esposo, su hija y Joaquín sobre su silla de ruedas. “Nosotras, las madres de hijos con discapacidad, vivimos para ellos 24 horas. Este Gobierno no tiene empatía”, se quejó.
Con el cielo teñido de rosa por la caída del sol, las últimas columnas seguían en pie. Tres hombres con camisetas de la selección argentina ondeaban banderas nacionales mientras en el Congreso se debatía un aumento de las jubilaciones y la declaración de emergencia en discapacidad, que el oficialismo amenazó con vetarlas si se convierten en leyes.
Laura Guarinoni