Copenhague, 24 jun (EFE).- Uno de cada cuatro europeos, más de 100 millones de personas, está expuesto a niveles de contaminación acústica que superan los límites recomendados, señaló este martes en un informe la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
De acuerdo con datos de 2021 de 31 países -los 27 de la Unión Europea (UE), Suiza, Liechtenstein, Islandia y Noruega-, la exposición prolongada al ruido es la causante de unas 66.000 muertes prematuras en el continente, 50.000 nuevos casos de enfermedades cardiovasculares y 22.000 de diabetes, además de miles de depresiones y demencia.
Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables a este fenómeno, que se traduce en problemas de comportamiento, obesidad y dificultades para la lectura.
La AEMA resalta que la contaminación acústica es la tercera amenaza medioambiental en Europa por detrás de la polución atmosférica y los factores climáticos y que tiene un impacto económico negativo anual de al menos 95.600 millones de euros, el equivalente al 0,6 % del Producto interior bruto (PIB) total.
El tráfico rodado es la fuente dominante de contaminación acústica, en especial en áreas urbanas muy pobladas, señala esta agencia de referencia de la UE y con sede en Copenhague.
El informe constata que el progreso en el descenso de la exposición a niveles acústicos dañinos ha sido «lento» y que es «improbable» que se cumpla el objetivo de reducirla en un 30 % en 2030.
Según estimaciones de la AEMA, el número de personas con exposición alta a la contaminación acústica se redujo sólo un 3 % entre 2017 y 2022.
La AEMA llama la atención sobre la necesidad de implementar soluciones efectivas ya disponibles para mitigar el ruido, entre las que menciona la mejora al acceso a espacios verdes y tranquilos en las ciudades, reducir los límites de velocidad, mejor el mantenimiento de la infraestructura ferroviaria y promover el uso de neumáticos bajos en ruido.
A largo plazo son necesarias estrategias que promuevan «zonas de amortiguación» entre corredores de transporte y áreas residenciales, así como la movilidad sostenible (transporte público, caminar e ir en bicicleta).
«La contaminación atmosférica es a menudo ignorada, considerándola una molestia de la vida diaria. Los impactos a largo plazo del ruido en nuestra salud y medio ambiente son amplios y contribuyen de forma significativa a muertes prematuras, enfermedades cardiovasculares, diabetes y problemas de salud mental», señala la directora de la AEMA, Leena Ylä-Mononen.
Ylä-Mononen instó a los países europeos a afrontar este problema de forma «urgente» y hacer avances para alcanzar el objetivo de 2030.