Sevilla, 25 sep (EFE).- Un nuevo estudio internacional ha advertido de que los objetivos marcados por la Unión Europea para evitar la desaparición de polinizadores como abejas, abejorros o mariposas no bastan para detener la pérdida de estos insectos, claves para mantener la biodiversidad y sostener la producción agrícola.
El trabajo, publicado en la revista ‘Science’ y que ha contado con la participación de equipos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), apuesta por aumentar la extensión de los hábitats naturales dentro de la superficie agraria, garantizar su calidad y permanencia a largo plazo.
Según ha informado el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en un comunicado, la Estrategia de la Biodiversidad de la UE indica que, para proporcionar espacio a animales y plantas silvestres, polinizadores y reguladores naturales de plagas, urge que al menos el 10 % de la superficie agraria vuelva a estar ocupada antes de 2030 por elementos paisajísticos de gran diversidad.
Se incluyen aquí, entre otros, las franjas de protección, las tierras retiradas de la producción sobre la base o no de la rotación, los setos, los árboles no productivos, los muros de terraza y los estanques.
Un compromiso del 10 % que, según los autores, no es suficiente para garantizar la supervivencia de los polinizadores como abejas, abejorros y mariposas.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo científico examinó cómo el área y la calidad de los hábitats naturales influyen en las poblaciones de distintos polinizadores.
El estudio, basado en 59 investigaciones en 19 países, muestra que las abejas solitarias necesitan un 16 % de hábitat natural en zonas agrícolas, los abejorros un 18 % y las mariposas un 37 % para lograr una protección efectiva.
La investigación confirma que, cuanto más hábitat natural hay en zonas agrícolas, mayor es la presencia de polinizadores.
Los resultados revelaron también que los hábitats con mayor abundancia de plantas con flores también albergan más polinizadores de todos los grupos, aunque la calidad del hábitat no siempre compensa la falta de espacio disponible.
«Aunque la calidad de estas áreas sea alta, si no se alcanza el mínimo de hábitat natural resulta imposible mantener poblaciones de polinizadores sanas», ha explicado el investigador Ignasi Bartomeus.
El equipo científico insiste en que lo esencial es ampliar primero la extensión de los hábitats naturales y que es mejor concentrarse primero en aumentar su área en lugar de gestionar pequeños, incluso cuando tienen muchas flores.
Calidad y permanencia de los hábitats naturales
El trabajo también advierte de que aumentar significativamente la extensión de los hábitats naturales no basta si no se asegura la calidad y permanencia de los nuevos hábitats a largo plazo.
La conservación de polinizadores en Europa se centra en gran medida en medidas temporales en pequeñas áreas de tierras productivas, como la creación de franjas de flores silvestres junto a los cultivos.
Investigaciones anteriores han demostrado que esto sí genera un aumento temporal de insectos y polinizadores, pero no ofrecen una solución duradera.
«Hay cultivos, como muchos frutales, en los que conservar la biodiversidad dentro de las fincas es compatible con una alta producción agrícola, pero en otros cultivos más intensivos, como el girasol, se necesitan compensaciones económicas por destinar tierras cultivables a mantener la biodiversidad», ha explicado Bartomeus.
De ahí que el equipo científico insista en la necesidad de mecanismos de apoyo estables para el sector agrícola.