Marina Estévez Torreblanca
Madrid, 13 jun (EFE).- La reunión de una comunidad de vecinos evoluciona hacia la tragicomedia, un escenario factible que la película ‘Votemos’ utiliza para explorar la aceptación social de los problemas de salud mental de la mano de un sólido grupo de actores encabezado por Clara Lago, Tito Valverde y Gonzalo de Castro.
La película estrenada este jueves es el desarrollo del cortometraje ‘Votamos’, del mismo director, Santiago Requejo (‘Abuelos’, ‘No puedo vivir sin ti’) y de una posterior obra de teatro, un formato al que recuerda la película, grabada casi en su totalidad en el escenario de un oscuro salón de un piso del centro de Madrid.
«Si dependiera de ti el poder o no vivir enfrente de una persona con un trastorno mental grave ¿qué harías? Y en base a lo que decidas, ¿por qué? De esto habla la peli», explica a EFE su director y guionista.
Para abordar semejante dilema, ‘Votamos’, una película sobre todo de diálogos, cuenta con un elenco coral en el que también participan Raúl Fernández de Pablo, Neus Sanz, Christian Checa y Charo Reina.
«Lo primero fue marcar muy bien el tono de comedia que buscábamos, también muy realista y que combinara muy bien el drama, siempre buscando la identificación con el espectador», refiere el director.
El argumento, sin saltos temporales, nos lleva a la reunión de una comunidad de vecinos del centro de Madrid que va a votar sobre un nuevo ascensor, pero inesperadamente estarán en disposición de decidir si quieren aceptar a una persona con una enfermedad mental en el edificio.
«Yo lo que buscaba era una especie de espejo donde el espectador pudiera sentirse identificado, y ver al principio a estos personajes exagerados o poco corriente a través de una mirilla. Pero a medida que va avanzando la trama dices: espérate, porque igual yo tengo mucho de esa persona», añade Requejo.
Entre sus referentes a la hora de abordar la película enumera, «salvando las distancias», ‘Doce hombres sin piedad’, de Sidney Lumet; ‘Un Dios salvaje’, de Roman Polanski y ‘Perfectos desconocidos’, de Álex de la Iglesia. Todas ellas obras que interpelan al espectador sobre dilemas morales de difícil solución.
«En una reunión de comunidad de vecinos sale lo mejor y lo peor de nosotros, al final estamos debatiendo o votando cosas que afectan a la intimidad de nuestro hogar y por eso es un caldo de cultivo perfecto para que surjan todas las crispaciones», opina el también guionista.
La soledad, el drama de los precios inmobiliarios y los conflictos intergeneracionales son también asuntos que se abordan en una trama que se desarrolla con todos los actores a la vez en el mismo escenario, lo que constituyó todo un reto también a la hora de grabar, explica el director.
En cuanto al escenario, representa una casa destartalada y anticuada en el centro de Madrid que funciona como metáfora de una sociedad cerrada en sí misma en sus prejuicios y su egoísmo, y con una iluminación oscura que parece más propia de película de terror que de comedia.