Caracas, 5 oct (EFE).- El canciller venezolano, Yván Gil, expuso este domingo a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, la situación de seguridad en el Caribe ante las «amenazas» que, dijo, representa el despliegue naval de EE.UU., que mantiene al menos ocho buques de guerra y un submarino de ataque rápido cerca de las costas de Venezuela bajo el argumento de combatir al narcotráfico.
En Telegram, Gil informó que, en el marco de la Presidencia que Rusia ejerce en el Consejo de Seguridad de la ONU, sostuvo una llamada telefónica con Lavrov, a quien manifestó que «sectores políticos de Estados Unidos» buscan «justificar un despliegue bélico» y poner «en riesgo la estabilidad del continente».
«Recibimos la plena expresión de apoyo y solidaridad del Gobierno ruso con Venezuela, así como su compromiso con la preservación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz», aseguró Gil.
Asimismo, indicó que ambos coincidieron en la importancia de «fortalecer la acción conjunta en el marco de la ONU, el Consejo de Seguridad y el Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, para garantizar el respeto al derecho internacional y la soberanía de los pueblos».
El pasado martes, el Parlamento de Venezuela, controlado por el chavismo, aprobó un proyecto de asociación estratégica y cooperación entre el país suramericano y Rusia del que no se ofrecieron detalles sobre su contenido.
El 18 de septiembre, el Parlamento hizo una primera discusión de este proyecto, que se presentó, de acuerdo al diputado chavista Roy Daza, en un contexto que «tiene que ver con el nuevo momento de la geopolítica del mundo».
Daza dijo entonces que el tratado «impone» en materia de cooperación un «diálogo político de alto nivel», así como el «derecho internacional, el respeto a la soberanía, el arreglo pacífico de las controversias, el respeto a los derechos humanos y a la autodeterminación de los pueblos».
Esta legislación se aprobó en un contexto de tensión por el despliegue militar estadounidense en el mar Caribe bajo el argumento de combatir, según Washington, el narcotráfico proveniente de Venezuela, pero que Caracas denuncia como un intento de propiciar un «cambio de régimen» e imponer «gobiernos títeres».