Vilda admite que debió hablar con Hermoso: “A nadie se le encendió una luz de alarma”

Una pantalla en la sala de prensa de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, Madrid, muestra al exseleccionador del equipo femenino de fútbol Jorge Vilda durante su declaración. Tras la declaración del expresidente de la RFEF Luis Rubiales en el juicio por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso, llega el turno de los otros tres acusados por coacciones: el exseleccionador femenino Jorge Vilda, el ex director de la Selección Albert Luque y el exdirector de Marketing Rubén Rivera. EFE/ Sergio Perez

San Fernando de Henares (Madrid), 12 feb (EFE).- El entrenador de la selección femenina de fútbol Jorge Vilda ha admitido que debió hablar con Jenni Hermoso del beso de Luis Rubiales y ha explicado que no lo hizo porque no quería “importunarla”, motivo por el que decidió ‘motu proprio’ hablar con su hermano para recuperar la “normalidad” ante la relevancia mediática que estaba adquiriendo lo sucedido.

El exseleccionador del equipo femenino de fútbol Jorge Vilda (i) a su llegada a la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, Madrid. Tras la declaración del expresidente de la RFEF Luis Rubiales en el juicio por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso, llega el turno de los otros tres acusados por coacciones: el exseleccionador femenino Jorge Vilda, el ex director de la Selección Albert Luque y el exdirector de Marketing Rubén Rivera. EFE/ Sergio Perez

Vilda ha declarado este miércoles en la Audiencia Nacional como acusado por un delito de coacciones a Hermoso en el juicio en el que el expresidente de la Federación está también acusado de agresión sexual por el beso a Hermoso tras la final del Mundial de 2023, y ha recordado que desde que se produjo este hecho no ha vuelto a hablar con la jugadora.

A este respecto él mismo ha recordado que, según ella ha declarado en el juicio, se ha sentido “dolida” por esa falta de comunicación con él, al que conocía desde hace 17 años, momento en el que ha lamentado que a “nadie se le encendió una luz de alarma de que algo había pasado allí fuera de lo que estaban publicando los medios”.

En su declaración, Vilda ha dejado a Rubiales al margen de la decisión de hablar en el avión con el hermano de la jugadora, Rafael Hermoso, y al ser preguntado por la fiscal Marta Durántez si fue el expresidente de la Federación quien le mandó hablar con él para convencerla de grabar un vídeo junto a Rubiales para quitarle hierro al beso, ha respondido con un rotundo “en ningún caso”.

Jorge Vilda ha negado tajantemente que advirtiera al hermano de la jugadora de las consecuencias negativas que podría tener para su futuro profesional si no salía en un vídeo con Luis Rubiales, desmarcándose de esta forma del delito de coacciones por el que le acusa la Fiscalía.

Porque, según él, fue a hablar con el hermano de la jugadora en el avión de vuelta a España por iniciativa propia al ver la “bola mediática” que se estaba creando en torno al beso, que restaba relevancia al éxito de la Selección.

Lo hizo, ha recalcado, “por Jenni, por lo que podía repercutir toda esta presión mediática en Jenni”, y porque creyó que todo aquello iba a “tener un impacto negativo” en las jugadoras y pensó en la manera de poder “normalizar la situación, pensando en el futuro y en la celebración y en mi Selección”.

Ha manifestado que el hermano de Jenni Hermoso tildó el beso de Rubiales de “anecdótico y algo sin importancia” y ha negado que le dijese que su hermana no quería saber nada. “Eso es falso”.

Vilda ha afirmado que presenció el beso que Rubiales dio a la jugadora durante la entrega de medallas, pero ha opinado que “nadie le dio la mayor importancia”, y ha negado que percibiese incomodidad en Jenni: “Hasta entonces lo que yo había percibido es alegría, celebración, jolgorio”.

Más tarde, ha reconocido, sí que la vio con “cierta cara de preocupación” mirando el móvil en el avión, pero pensó que era porque no le gustaba lo que estaba leyendo en los medios sobre lo sucedido.

Pero ha asegurado que no la vio llorar ni fue consciente de que se estuviese sintiendo presionada, y que tampoco vio a Rubiales, sentado delante de él, hablar con ella en el avión.

Sí que ha admitido que en el avión “la gente de prensa estaba muy activa”, y que el equipo de confianza del entonces presidente, como su jefe de gabinete o el jefe de comunicación de la Federación, tuvieron conversaciones “en torno al impacto mediático que estaba teniendo el beso” con el objetivo de “buscar un consenso”, pero sin hablar de “nada específico”.