Madrid, 19 mar (EFE).- Hija de un legendario aventurero noruego que vivió y murió surcando los mares a bordo de un velero, la escritora Virginia Tangvald confronta en su debut literario, ‘Los niños de altamar’ (Lumen), la alargada sombra de su padre y destapa los aspectos más monstruosos de su obsesiva búsqueda de libertad.
“La palabra libertad ha perdido todo el sentido para mi”, ha dicho a EFE la escritora, cuya primera novela sigue la estela de autoras como Delphine de Vigan o Vanessa Springora y ha tenido una gran acogida de lectores y crítica en Francia, donde se coló el año pasado en las listas de los más vendidos.
Convencida de que “para ser libres necesitamos a los otros”, Tangvald asegura que los políticos que abusan de la palabra libertad en sus discursos “no buscan la libertad sino controlar a la gente” y recuerda que su padre necesitó el sometimiento de unos cuantos personajes secundarios en su vida aventurera y aparentemente heroica.
De linaje aristocrático, Peter Tangvald (1924-1991) se casó siete veces y perdió a dos de sus esposas en misteriosas circunstancias en el mar, antes de naufragar y morir en las Antillas en 1991 junto a su hija Carmen.
Virginia tenía entonces cinco años. Su madre había abandonado a su padre siendo ella un bebé y se instalaron juntas en Canadá. “Cuando el barco naufragó tuve la impresión de que mi país había desaparecido, perdí el poco sentimiento de pertenencia que podía tener”, afirma la autora.
‘Los niños de altamar’ combina el drama familiar, la novela de aventuras y la autobiografía detectivesca, pero también tiene algo de historia de fantasmas y de maldiciones que cuesta romper.
“Siento que había una maldición en la familia que tenía que ver con la lealtad hacia ese ideal de libertad que se perseguía en detrimento de la vida”, afirma Tangvald, cuyo hermano Thomas adoptó el mismo estilo de vida errante que su padre y también acabó desapareciendo en el mar.
Su hermana cree que fue incapaz de cuestionar a su padre por la lealtad que sentía hacía él. “Fue incapaz de ver que su padre le había traicionado, debía protegernos y no lo hizo, se eligió a si mismo frente a sus hijos”, dice.
Lo que le ayudó a ella a dar el paso fue leer el testimonio de un superviviente de los atentados de Bataclán, el escritor y periodista Philippe Lançon, quien describía su estado, viendo tanta muerte alrededor, como “suspendido entre el mundo de los vivos y los muertos”.
“Me di cuenta de que así es como vivía yo, me ayudó a acceder a una parte de mi misma”, sostiene. Ahora, “más anclada a la vida y al presente”, trata de mostrar cómo el supuesto camino de libertad que siguió su padre le llevó a terminar “viejo, solo y loco”.
En el camino, ella también rompió con una pareja, de la que habla en la novela, un novio músico, “paranoico” y bastante mayor que ella. “Me di cuenta de que me iba a destruir y de que era yo quien estaba eligiendo ese camino, pero nombrar las cosas ayuda a salir de ellas”.
Tangvald también ha dirigido un documental homónimo que ganó el premio del público en el Festival de Montreal y aún no se ha estrenado en España y está trabajando en una segunda novela. En su bolso lleva la nueva de Springora, ‘Patronyme’, a la que admira y con quien dice tener muchas cosas en común.