Carmen Martín
Madrid, 18 ago (EFE).- La lana merina, conocida actualmente como el oro blanco español, es un tejido cien por cien natural, biodegradable, duradero y resistente, suave, transpirable y termorregulable, cualidades que ahora la moda valora y trabaja para la recuperación de su legado histórico.
Los diseñadores Caterina Pañeda y Paul García de Oteyza, fundadores de la firma Oteyza, han sido pioneros en la recuperación de la lana merina y desde hace más de quince años tiran de la hebra para poner en valor este hilo que posee «una buena densidad, extraordinaria finura y gran uniformidad».
Menospreciada durante años, ahora el objetivo es «preservar y revalorizar la lana merina española como patrimonio cultural material e inmaterial único en el mundo», ha dicho a EFE y Paul García de Oteyza, que recuerda que esta fibra fue el eje en el que giró buena parte de la economía nacional desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
España fue la cuna de la oveja merina, país donde se seleccionó y organizó su explotación y producción, lo que permitió desde mediados del siglo XV a mediados del siglo XVII, «dominar el mercado internacional de la lana», añade.
La venta de lana se explotó exclusivamente en España hasta que, a finales del siglo XVIII, el gobierno permitió la exportación de animales de esta raza. «Este animal ha construido naciones: Australia y Nueva Zelanda se han levantado alrededor de la lana merina», dice.
Por eso, Australia posee «la mejor lana merina», lamenta García de Oteyza, quien cuenta que este animal «ha sido la bomba» en la historia de la moda española y a nivel mundial.
Sin embargo, a lo largo del siglo XX, el abandono de la agricultura y la ganadería por falta de rentabilidad junto con el estallido de las fibras sintéticas desembocó en la caída de la lana.
«Hace cien años se despreciaba la lana, y la oveja merina se cruzaba con otras razas para aumentar su producción de carne y leche», explica el diseñador.
Todos los años hay que esquilar a las ovejas y hasta hace muy poco, «el 90 % de la lana producida en España se exportaba a China porque no valía nada», añade.
Ante esta situación, los fundadores de Oteyza comenzaron a recorrer las ferias de ganado de España con el objetivo de recuperar la hegemonía de la calidad de la lana merina. «Hace diez años la oveja merina estaba en extinción en España».
Con esa idea surgió ‘Lanar’, un proyecto que además trabaja para recuperar el patrimonio intelectual y el valor cultural de la lana. «Es importante combinar tradición e innovación. Hay que trabajar la excelencia de la materia y presentarla al mundo como la auténtica, la originaria, la genuina», dice García de Oteyza, que recuerda que la palabra merino-a es española.
En esta estrategia integral, que involucra investigación, producción, comercialización y difusión con un enfoque ético y sostenible, uno de los pilares es la conservación de la especie merina.
Además de la regeneración de su ecosistema, el desarrollo rural, la economía circular y la revitalización de oficios tradicionales, «fortaleciendo además la identidad cultural y la alta artesanía y el lujo español en el mundo».
Con esfuerzo, Oteyza ha trabajado con las mejores cabañas de España y se han conseguido los primeros paños, «un producto excelente, capaz de competir a nivel internacional».
El uso tradicional de la lana genera un impacto positivo no solo en el medio rural, sino también en el ámbito socioeconómico y cultural. «No toda la lana es igual, y el sector debe apostar por la transparencia y la flexibilidad para propiciar ese cambio», ha destacado Ramón Cobo, fundador de Wooldreamers, en la XIII jornada de ‘Slow Fashion Next’.
En este auge por la lana, una madeja de diseñadores y firmas de moda se suben al carro, «pero no todo vale, no toda la lana tiene la misma calidad», advierte García de Oteyza que está convencido de que solo desde la excelencia se puede dignificar y defender el valor económico y ecológico de la lana, además de su cultura, tradición y oficios que la acompañan. EFE
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(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód 21427660, 8304384 y otros)