Xavier Pastor: “El planeta no necesita ser salvado”, pero sí el futuro de la humanidad

"El planeta no necesita ser salvado, continuará funcionando con todos los cambios que haya", ha afirmado en una entrevista con EFE Xavier Pastor, uno de los fundadores de Greenpeace España, para quien lo que está en juego no es la supervivencia de la Tierra, sino el futuro de la humanidad. "El planeta continuará funcionando con las restricciones que sean necesarias", aunque eso conlleve el reemplazamiento de unas especies por otras, "incluida la nuestra", por culpa del deterioro ambiental, precisa. EFE/ Irene Morante

Irene Morante

Madrid, 27 mar (EFE).- “El planeta no necesita ser salvado, continuará funcionando con todos los cambios que haya”, ha afirmado en una entrevista con EFE Xavier Pastor, uno de los fundadores de Greenpeace España, para quien lo que está en juego no es la supervivencia de la Tierra, sino el futuro de la humanidad.

“El planeta continuará funcionando con las restricciones que sean necesarias”, aunque eso conlleve el reemplazamiento de unas especies por otras, “incluida la nuestra”, por culpa del deterioro ambiental, precisa.

Esa degradación se manifiesta “en múltiples frentes” como la disminución de la calidad del agua y el aire, las pérdidas importantes de biodiversidad, la subida del nivel del mar o los fenómenos meteorológicos extremos, “todo ello, fruto de actividades humanas que deben controlarse”, ha insistido.

Para ello es necesario más concienciación porque, aunque la llegada de internet prometía ser una fuente de información que permitiría prescindir de la llamada de atención continua por parte de los activistas ambientales, “no ha sido así del todo”.

Al contrario, en su opinión, este espacio se ha convertido “muchas veces” en un lugar donde “se expanden la desinformación y el negacionismo”, haciendo que avances conseguidos por diferentes movimientos sociales estén hoy en riesgo.

A pesar de ello, Pastor apunta que “hay que resistir” e “intentar conseguir que evidencias como el cambio climático se mantengan sobre la mesa” y, para ello, propugna “obligar a que gobiernos y empresas tomen medidas y decisiones que favorezcan el volver a avanzar en estas cuestiones que están a la vista de todos”.

Del voluntariado a la profesionalización

Greenpeace Internacional nació oficialmente en 1978 y Greenpeace España en 1984, aunque en ambos casos los activistas ambientales se pusieron en marcha años antes: en el caso español, su primera intervención fue en 1982, cuando impidieron el vertido de bidones radiactivos de un mercante holandés a 500 kilómetros de la costa gallega.

Pastor, que fue uno de los cofundadores españoles junto a otros “históricos” como Rémi Parmentier o Manuel Rivas, recuerda que, en aquellos años, “había una sensibilidad creciente en la sociedad” hacia el ecologismo y la defensa de la Naturaleza.

Más tarde llegaría la profesionalización y, aunque a día de hoy la principal fuerza sigue siendo de voluntarios, la ong ecologista cuenta con miembros que trabajan profesionalmente y le confieren una solidez que antes no tenía.

Pastor se ha felicitado por el hecho de que, después de unos años sin contar con un relevo claro, el movimiento de Greta Thunberg y ‘Fridays for Future’ muestra que hay nuevas generaciones que se están enfrentando al tema como ellos hicieron “hace 40 o 50 años”.

El estado de los océanos

Biólogo y oceanógrafo, el mallorquín Xavier Pastor dirigió posteriormente la organización internacional marina Oceana en Europa y, en ese sentido, ha subrayado los avances en la conservación de los mares, “aunque también importantes retrocesos”.

“Gracias a campañas de Greenpeace en los años 70 y 80 (del siglo XX), se prohibieron los vertidos de residuos tóxicos y radioactivos en el océano”, recuerda, pero este ecosistema no se libra de los efectos del cambio climático que lo acidifica, provoca la muerte de corales o el debilitamiento de las conchas de moluscos y crustáceos, aparte de la “epidemia” de contaminación por plásticos.

El Tratado Global de los Océanos, ratificado entre otros países por España, establece el objetivo de declarar área protegida un 30 % de la superficie de alta mar antes de 2030, un compromiso que si se materializa “sería un avance enorme”, pero que debe ir acompañado de medidas efectivas de vigilancia.

Entre ellas, establecer ‘zonas de no captura’ que prohíban la pesca o la extracción de recursos y limitar la velocidad de los barcos para que no impacten contra cetáceos.

No basta con dibujar “simplemente una línea en el mapa”: hay que asegurar que “las zonas protegidas sean verdaderamente protegidas”.