Patricia Carro
Miranda de Ebro (Burgos), 6 sep (EFE).- Xoel López vuelve a casa. El artista gallego regresa al Ebrovisión con la ilusión intacta, buscando reencontrarse con viejos amigos y conectar con el público en una actuación única, creativa y con sorpresas, en la que los sentimientos tomarán el mando, porque es a través de ese lugar común de vivencias que compartimos sin ser casi conscientes como mejor nos entendemos.
“Estamos todos mucho más conectados de lo que creemos, somos mucho más parecidos también de lo que nos cuentan”, afirma Xoel López en una entrevista telefónica con EFE, en la que admite que como seres permeables es imposible que a los artistas no les afecte lo que pasa a su alrededor, pero hay diferentes maneras de afrontarlo, y no todas exigen un posicionamiento explícito.
El gallego, que prefiere quedarse con los sentimientos y ser menos explícito en sus letras, reconoce que no ha acabado de entender el señalamiento al que se ha sometido este verano a Rosalía por no haberse pronunciado en público sobre Gaza, y ha insistido en que cuando se obliga a alguien a expresar una opinión se le coarta, y ahí hay una contradicción, porque si es libre debe ser voluntaria.
“Cuando te obligan a posicionarte en un tema hay mucha política encubierta, un sesgo”, advierte, y reflexiona: “no sé hasta qué punto se puede obligar a un artista a dar una opinión. Y ¿dónde estaría el límite. Si se posiciona sobre esto luego tendría que posicionarse con todo. ¿No acabaría siendo una líder de opinión?”.
Xoel López insiste en defender que cada uno es libre de expresar lo que opina del modo en que considere oportuno, pero “obligar es horroroso”; y por ese motivo el compositor apela a las emociones compartidas, a los “sentimientos puros” de dolor, pérdida, amor o ilusión, que interpelan a todos por igual, y deja sus canciones “un poco abiertas a la interpretación”.
Las injusticias en el mundo, los conflictos humanos, la violencia, que inspiran lo mismo que inspiran las experiencias más mundanas, se acaban reduciendo a relaciones, a lo más básico del ser humano, y “no necesitas ir ahí para hablar de ello”, insiste, y asegura: “si te hablo sobre la pérdida, tú la puede aplicar a lo que tú quieras”.
La exclusividad echa música
Xoel López actuará este sábado en el Ebrovisión (Miranda de Ebro, Burgos), uno de los festivales en el que ya estuvo tocando en la época de Deluxe y con el que admite tenía una cuenta pendiente, así que lo siente como “volver a casa” y ha preparado una actuación muy especial, y con sorpresas para celebrar el 25 aniversario del ‘Ebro’.
Es lo habitual. El compositor se curra sus actuaciones, se pone en la piel del público y piensa qué querría escuchar él como melómano, porque no es lo mismo tocar en una sala, en un gran auditorio o en un festival: hay cambios de repertorio, no radicales -afirma-, pero cada bolo tiene su contexto, y la energía es diferente, así que no hay dos actuaciones iguales de Xoel López.
“Cambio las cartas, empiezo con otro tema, acabo con uno diferente, meto un par nuevos o hago una versión. Le damos mucha importancia a eso, no sé si la gente lo aprecia, pero a nosotros nos funciona a nivel interno”, admite.
Reconoce que, ante la proliferación de festivales, a veces no se diferencia muy bien qué es un festival y qué una fiesta, porque «la marca del festival funciona muy bien”, pero es el criterio y la autenticidad lo que hacen que las cosas perduren, y Ebrovisión es un ejemplo: hay un criterio, una idea artística y de estilo, una coherencia y una armonía.
Creatividad de principio a fin
Las giras de Xoel López son pura creatividad. Y entre concierto y concierto, en la furgoneta, en el hotel o en cualquier tiempo muerto, siempre hay momento para componer, que es algo así como un estado mental: “cuando estoy en fase creativa estoy con la cabeza en ese lugar, y es lo que más me gusta de mi trabajo”, asegura.
Otra cosa es ya sacar un disco, tarea que le obliga a reordenar sus ideas, recopilar sus composiciones, pero la creación es más libre: “para componer necesito esa conexión con el instrumento; me gusta sobre todo la guitarra o el piano, aunque luego la canción no los lleve».
Eso sí, defiende la informática musical como democratizadora de la música, pues fue la que le permitió competir con gente que disponía de mayor presupuesto; además, la tecnología permite anotaciones rápidas y poner a prueba tus ideas antes de materializarlas, lo que -bromea- evita errores que pueden acabar saliendo caros.