Y Chayanne pasó por Sevilla, como si le hiciese falta más calor

El músico y cantante puertorriqueño Chayanne durante el concierto que ha ofrecido hoy domingo en el Icónica Santalucía Sevilla Fest que se celebra en la capital andaluza. EFE/ Raúl Caro.

Sevilla, 1 jun (EFE).- Si hay un artista en el mundo capaz de calentar las notas musicales, con permiso de Ricky Martin, ese es Chayanne, una de esas voces y cuerpos privilegiados, nacidos para actuar en directo, por mucho que venda millones de discos en todo el orbe.

Era, y no por casualidad, una de las estrellas del cartel de este año del Icónica Santalucía Sevilla Fest. Hace cinco años a alguien se le ocurrió que Sevilla podía tener un festival de música en vivo que compitiese con cualquiera del mundo. Cinco años después, Chayanne ha hecho de este festival su santo y seña en su agenda de regreso a España. El mundo es de los visionarios, al fin y al cabo.

Un niño que nació para cantar

El músico y cantante puertorriqueño Chayanne durante el concierto que ha ofrecido hoy domingo en el Icónica Santalucía Sevilla Fest que se celebra en la capital andaluza. EFE/ Raúl Caro.

El de San Lorenzo es como Tony Las Vegas, aquel presentador de los 90 que dijo en una entrevista a los compañeros de Heraldo que cuando nació le dijeron los médicos a su madre que había tenido un cantante. Las madres, esos seres que todo lo saben, como la de Elmer Figueroa Arce, una mujer llamada Irma Luz Arce, que cuando su hijo comenzó a cantar le puso de nombre artístico ‘Chayanne’, porque amaba una serie de televisión estadounidense llamada ‘Cheyenne’.

El hijo de Irma Luz ha hecho hoy de San Fernando, y ha conquistado Sevilla. Su concierto es de esos que nada más arrancar ya se sabe que van por buen camino. Su impresionante montaje musical está apoyado por tres pantallas propias más las dos verticales del festival, y cuando suena la música de entrada, él aparece en una pasarela que asciende a lo más alto del escenario.

Comienzan a sonar las primeras notas de ‘Bailemos otra vez’ y Chayanne empieza a hacer de Chayanne. Será por esa conexión especial que tienen los latinoamericanos con España (y viceversa), será porque los graves y agudos de la garganta de Chayanne los maneja con la soltura de Juan Diego Flórez (con permiso del peruano), o será porque sus caderas parecen moverse a 360 grados como la cabeza de un búho, pero lo del portorriqueño es debate aparte en el mundo de la música en directo.

“Qué bonito, mi gente, qué placer tan grande estar aquí en Sevilla”, saluda desde el escenario ya desprovisto de la chaqueta con la que ha cantado las tres primeras canciones. Es verdad que la noche sevillana volvió a ser primaveral este domingo tras una semana de Caribe andaluz, pero esa chaqueta no era buena compañera “en esta tierra tan maravillosa, Andalucía, en la que tienen todo”. San Fernando conquistó otra vez.

Un engranaje que funciona a la perfección

En la plenitud del espectáculo hay más de 20 personas en escena. La mitad son del cuerpo de baile, y a ellas se une el cantante, que hace “desaparecer” su micrófono para bailar, aunque en realidad su pantalón de cuero negro tiene una especie de cartuchera en su pernera izquierda, donde el micro se coloca para danzar a manos libres.

Como Billy el Niño, que era zurdo, Chayanne desenfunda rápidamente para seguir cantando. El show no tiene pausas, y si el artista desaparece un minuto del escenario para darse un golpe de toalla y ponerse una chaqueta sin mangas, el cuerpo de baile se encarga de llenar de danza el ambiente.

La vida al ritmo de Chayanne

Eso pasa cuando se ha llegado a la media hora de concierto, para volver con ‘Y tú te vas’, momento que aprovecha para dar las gracias: “Es una fortuna tocar en un lugar tan bonito como la Plaza de España de Sevilla”.

Y la vida sigue a su ritmo en el escenario del Icónica. El ritmo lo marca un caribeño que el próximo 28 de junio completará 58 vueltas al sol a bordo de la ‘Madre tierra’. Cómo han coreado esa canción más de 15.000 gargantas ya justifica pagar una entrada para un concierto en estos tiempos.

Lo demás queda para lo que para cada persona haya supuesto este concierto en su fuero interno. Cada español dentro lleva un árbitro, un seleccionador nacional y una forma distinta de disfrutar de Chayanne. Una chica ciega llevaba esta noche una pancarta con la leyenda “No te veo, pero te siento”. ¿Hace falta añadir algo más?.

Fermín Cabanillas