Kabul, 30 abr (EFE).- La joven Zahra Ali, de 23 años, es una “innovadora energética” en su país, Afganistán, donde ha creado un sistema único de fabricación de baterías portátiles, limpias y renovables en su casa de Kabul, desafiando las estrictas medidas de los talibanes.

El trabajo de Ali destaca en un lugar donde la movilidad, la educación y la visibilidad de las mujeres está severamente limitadas por las autoridades talibanes que ocupan el poder de facto desde agosto de 2021.
“Los problema que existen en mi país me obligaron a actuar. Uno de los mayores problemas en Afganistán es la falta de electricidad”, dijo Zahra Ali a EFE en una entrevista.
Según Ali, una persona de cualquier población remota de Afganistán “puede tener acceso a electricidad de corriente alterna y continua incluso en las zonas más inaccesibles de Afganistán con estos bancos de energía”.
Las baterías compactas que Ali ensambla en su casa pueden recibir carga mediante energía solar, eólica, hidráulica e incluso por conexión de vehículos.
La incursión de Zahra Ali en el sector energético comenzó por orientación del ingeniero Hasibullah Naibkhil, un ingeniero con experiencia en Dubái. Juntos, establecieron un pequeño taller y ahora lideran un equipo de cincos personas que fabrica artesanalmente cada dispositivo.
“Lamentablemente, la mentalidad de los gobernantes en Afganistán es que si una chica quiere trabajar(…) piensan que va a la oficina con malas intenciones”, relató.
Para evitar el acoso, Ali a menudo es presentada como la esposa de Naibkhil.
“A veces incluso algunos funcionarios o personas lo llaman deshonroso por llevar a su ‘esposa’ al trabajo”, confesó, y dijo que él ha asegurado que nunca dejará de apoyarla.
“Desde niña soñaba con ser periodista (…) Cuando vi que cerraban las escuelas, quise hacer algo para que las chicas no se quedaran atrás en sus lecciones en línea y decidimos crear un dispositivo para que pudieran seguir sus estudios desde cualquier lugar”, dijo.
Sin embargo, las limitaciones financieras siguen siendo un gran obstáculo. “No podemos adquirir los dispositivos necesarios”, señaló Zahra. “Por eso, gran parte del trabajo lo hacemos a mano, lo que genera muchos desperdicios”, aseguró Ali.
Los derechos de las mujeres y las niñas están profundamente limitados por las normativas talibanes desde su llegada al poder en agosto de 2021.
Organizaciones internacionales y activistas en favor de los derechos humanos han denunciado la situación a la que están sometidas las mujeres en Afganistán.
Afganistán promulgó la una ley para “promover la virtud y prevenir el vicio”, una interpretación estricta de la ley islámica o sharía, que limita aún más las condiciones para las mujeres, incluida su presencia en el espacio público y laboral o limitaciones al habla.