Pekín, 13 jun (EFE).- El Parlamento de Mongolia (Gran Jural) aprobó este jueves el nombramiento de Zandanshatar Gombojav como nuevo primer ministro del país, en reemplazo de Oyun-Erdene Luvsannamsrai, quien dimitió la semana pasada tras un escándalo que desencadenó protestas en la capital, Ulán Bator.
La candidatura de Zandanshatar fue presentada este lunes por el presidente del país, Ukhnaagiin Khürelsükh, a propuesta del gobernante Partido Popular Mongol (PPM), heredero del antiguo Partido Comunista, y que cuenta con mayoría en la cámara legislativa.
En la sesión plenaria, 108 de los 117 diputados presentes -un 92,3 %- votaron a favor de su designación, recogió este viernes la agencia local Montsame.
Zandanshatar, de 54 años, ocupó anteriormente el cargo de presidente del Parlamento (2019-2024) y ha desarrollado su carrera en áreas como economía, relaciones exteriores y administración pública desde principios de los años noventa.
Este viernes recibió oficialmente el sello del Gobierno de manos de su antecesor, Oyun-Erdene Luvsannamsrai, quien le deseó éxito y lo instó a continuar con las líneas del plan nacional ‘Visión 2050’.
En su intervención tras la investidura, el nuevo jefe del Ejecutivo afirmó que su prioridad será «fortalecer la resiliencia nacional» y mejorar las condiciones de vida de la población, mediante reformas en sanidad, educación y protección social.
También anunció cambios en el sistema de pensiones y una política salarial basada en el rendimiento.
Zandanshatar sucede a Oyun-Erdene, quien perdió una moción de confianza en medio de una polémica por el estilo de vida de su hijo y su futura nuera, acusados de llevar un estilo de vida lujoso y de exhibir bienes de alto valor como bolsos o joyas en redes sociales
La polémica había provocado la congregación de manifestantes en Ulán Bator durante varios días seguidos, que pedían explicaciones sobre el origen de los ingresos del primer ministro o su dimisión.
De acuerdo con algunos analistas, la controversia en torno a su entorno familiar estaría siendo utilizada por sectores cercanos al presidente Khürelsükh para impulsar un cambio en el equilibrio de poderes del sistema político mongol.
La Constitución mongola limita el mandato presidencial a un único periodo de seis años, pero algunos sectores habrían planteado reformas que permitirían una reelección y un refuerzo del poder presidencial en detrimento del parlamentario.
Las tensiones políticas se producen además en un contexto marcado por el encarecimiento de servicios básicos como la vivienda o la educación y por la inflación (9 % en 2024) en el país, situado entre China y Rusia y donde el 27,8 % de la población vivía por debajo del umbral de pobreza en 2020, según el Banco Mundial.
