Pekín, 11 jun (EFE).- La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, afirmó este miércoles en Pekín que «las políticas comerciales coercitivas no logran resolver los desequilibrios» y que es necesario «actuar» para «evitar una escalada de tensiones mutuamente perjudicial» a nivel global.
Lagarde, que se encuentra en la capital china para reunirse con el Banco Popular de China (central), según anunció en la tarde del martes en X, pronunció un discurso en el que destacó que «en los últimos años han surgido tensiones comerciales y un panorama geopolítico complejo que dificulta cada vez más la cooperación».
«A lo largo de la historia, los ajustes unilaterales para resolver las fricciones globales han resultado a menudo insuficientes», subrayó.
Agregó que también «pueden acarrear consecuencias impredecibles o costosas» y ser «especialmente problemáticos cuando las políticas comerciales se utilizan como sustituto de otras para abordar las causas fundamentales».
Lagarde señaló que «cada vez surgen más fricciones entre regiones cuyos intereses geopolíticos pueden no estar plenamente alineados» y que, al mismo tiempo, «las regiones están más profundamente integradas económicamente que nunca».
«El resultado es que, si bien el incentivo para cooperar se reduce, los costos de no hacerlo se amplifican», destacó.
Para la economista, todos deben trabajar para «mantener la cooperación» pese a la fragmentación una vez que la globalización «se ha desarrollado en un mundo donde no todas las naciones están unidas por las mismas garantías de seguridad».
«Algunos países que eran de bajos ingresos han experimentado avances notables, y ninguno más que China. Las economías avanzadas también se han beneficiado, pero de forma desigual. Si bien algunas industrias se han visto presionadas por una mayor competencia, los consumidores han disfrutado de precios más bajos. Y para las empresas capaces de ascender en la cadena de valor, las recompensas han sido sustanciales, especialmente en Europa», argumentó.
Sin embargo, ahora «hemos presenciado la imposición de niveles arancelarios inimaginables hace tan solo unos años».
«Esta fragmentación se ve ha visto impulsada por un realineamiento geopolítico y por la creciente percepción de injusticias en el comercio», anotó.
Para Lagarde, los superávits y déficits «no son intrínsecamente problemáticos, sobre todo cuando reflejan factores estructurales como la ventaja comparativa o tendencias demográficas».
«Pero los desequilibrios se vuelven más polémicos si no se resuelven con el tiempo y se crea la percepción de que se sustentan en decisiones políticas», continuó.
Es por eso que «pocos países están dispuestos a seguir dependiendo de otros», lo cual no implica que se deba «renunciar a los beneficios más amplios del comercio».
«Las políticas comerciales coercitivas no son una solución sostenible. El proteccionismo aborda los desequilibrios, pero no lo hace resolviendo sus causas profundas, sino erosionando los cimientos de la prosperidad mundial», añadió.
Según Lagarde, hay que buscar «soluciones cooperativas» para que «tanto los países con superávit como los deficitarios asuman su responsabilidad» con ajustes de sus políticas macroeconómicas.
«Debemos también encaminar nuestra economías hacia una senda más sostenible y respetar las normas globales, o incluso mejorarlas», apostilló.